Salud

Cómo combatir el estrés haciendo ejercicio

El acelerado ritmo de vida actual y la cultura de "estar siempre conectado" hacen que el trabajo, las finanzas y otras presiones estén a solo una notificación de distancia, mucho peor después de finalizar nuestra jornada diaria. Esto se traduce en un aumento de las enfermedades relacionadas con el estrés, como la depresión y la ansiedad, y en un impacto negativo general en nuestra salud mental. Además de proporcionar una gran cantidad de beneficios físicos, el ejercicio regular también puede desempeñar un papel importante en la gestión y el alivio del estrés cotidiano, acondicionando la mente y el cuerpo y proporcionando un poderoso antídoto contra las presiones de la vida moderna.

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Aquí tienes 7 razones por las que hacer ejercicio puede ayudar a combatir el estrés.

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1. EL EJERCICIO NOS AYUDA A SER FELICES

Nadie nunca dijo "me arrepiento de aquel entrenamiento". Todos hemos oído hablar del "subidón del runner": un subidón de endorfinas y otros neurotransmisores que producen una notable sensación de euforia y bienestar después del ejercicio. Este efecto ayuda a mejorar el estado de ánimo y favorece un estado mental positivo, contribuyendo a disipar el estrés, de lo que se deduce que varios estudios indican que las personas que hacen ejercicio con regularidad tienen una incidencia significativamente menor de depresión y ansiedad. Y, lo que es más, no solo los corredores se benefician de este efecto estimulante del estado de ánimo: cualquier ejercicio aeróbico continuado puede desencadenar este subidón natural, razón por la cual nueve de cada diez veces terminarás tu entrenamiento sintiéndote con energía extra y positivo.

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2. FAVORECE LA PLENA ATENCIÓN

Cuando estás haciendo ejercicio, desconectas de las presiones externas. El ejercicio nos ayuda a desconectar centrando nuestra mente en la tarea que tenemos entre manos y en el "ahora". Eso significa que en lugar de preocuparnos por nuestro próximo objetivo, nos centramos en nuestro rendimiento, en las sensaciones de nuestro cuerpo y en responder a ellas en el momento, reconectando cuerpo y mente en un estado casi meditativo. Un estudio de la Universidad de Friburgo sobre los efectos del ejercicio físico en la atención plena concluyó que "la plena atención disposicional puede incrementarse mediante el ejercicio aeróbico regular" y que, de hecho, era mucho más eficaz que las técnicas de relajación. Esta atención plena ayuda a calmar la mente, nos permite volver a centrar nuestros pensamientos y, a su vez, mejora la función cognitiva diaria, la concentración y el enfoque mental.

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3. CANALIZA NUESTRA CAPACIDAD DE LUCHA O HUIDA

El estrés externo desencadena nuestro mecanismo biológico de supervivencia, ya que el cuerpo se prepara para una respuesta de emergencia ante una amenaza. El cuerpo libera adrenalina y otras hormonas del estrés, aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial, aumenta la transpiración, el hígado produce azúcar extra para obtener energía y los músculos se tensan, listos para la acción, al tiempo que se desconectan funciones no esenciales como el sistema digestivo e inmunitario.

Aunque la mayoría de las situaciones de estrés de hoy en día no suponen una amenaza para la vida y es muy poco probable que tengamos que luchar o huir de un tigre con dientes de sable como hacían los hombres de las cavernas, seguimos estando biológicamente programados para responder al estrés físicamente. ¿Esas palmas sudorosas antes de una importante presentación de trabajo? Es tu respuesta física de lucha o huida manifestándose.

Además, esta respuesta de emergencia está diseñada para disiparse en cuanto se acaba la amenaza, pero en la vida moderna el estrés, ya sea laboral, económico o relacional, suele ser continuo. Cuando el estrés es prolongado, sus efectos repetidos pueden hacer mella en el organismo y empezar a manifestarse en enfermedades relacionadas con el estrés como cardiopatías, hipertensión, inmunodepresión y problemas del aparato digestivo, como el síndrome del intestino irritable y las úlceras de estómago.

El ejercicio es una forma eficaz de ayudar a mitigar los síntomas físicos de nuestra respuesta de lucha o huida, liberando la tensión muscular, consumiendo el exceso de producción de adrenalina y reforzando nuestra inmunidad natural, lo que ayuda a minimizar los efectos biológicos del estrés.

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4. UNA VIA DE ESCAPE PARA LAS EMOCIONES NEGATIVAS

El ejercicio nos ayuda a eliminar emociones negativas como la ira y la frustración, lo que también puede aumentar nuestro rendimiento, ya que dirigimos esa ira y esa energía acumulada hacia un entrenamiento potente. Liberar y dirigir esas emociones hacia una sesión de entrenamiento positiva ayuda a reducir los síntomas mentales y emocionales del estrés, contribuyendo a promover un estado mental más tranquilo, claro y centrado.

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5. NOS AYUDA A DORMIR MEJOR

El ejercicio regular mejora tanto la calidad como la duración del sueño. Un estudio reciente de la Universidad de Oregón reveló que 150 minutos de ejercicio intenso a la semana mejoraban la calidad del sueño en un 65%. Un sueño reparador ayuda a nuestro cuerpo a recargarse y descansar, lo que se traduce en una mejor concentración y función cognitiva, y nos ayuda a afrontar con mayor eficacia las situaciones cotidianas de estrés.

La relación entre estrés y sueño puede ser un círculo vicioso. La falta de sueño provoca un aumento de las emociones negativas como la irritabilidad y la ira, lo que conduce al estrés, que a su vez puede conducir a la depresión y la ansiedad, lo que de nuevo interferirá en la calidad de nuestro sueño. El ejercicio no solo nos hace sentir cansados físicamente, ayudándonos a conciliar el sueño, sino que también ayuda a reducir la depresión y la ansiedad, proporcionando una salida a las emociones negativas, ayudando a romper este círculo.

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6. ELEVA NUESTRA AUTOESTIMA

Practicar ejercicio con regularidad nos permite sentirnos en forma, sanos y llenos de energía, y cuando estamos más sanos también estamos más guapos, lo que puede suponer un gran estímulo para nuestra autoestima y confianza.

Hacer ejercicio con regularidad también nos aleja de las presiones externas, nos da un nuevo sentido de propósito y de logro cuando alcanzamos nuestros objetivos de forma física, los superamos y fijamos nuevas metas. Esto nos da más positividad y confianza para hacer frente a los desencadenantes del estrés cotidiano. Hacer ejercicio con regularidad nos da la sensación de recuperar el control porque, aunque no podamos controlar el comportamiento de otras personas o las situaciones estresantes, cuando se trata de nuestros objetivos personales de cariz físico, las reglas las ponemos nosotros.

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7. EL EJERCICIO REGULAR FOMENTA LA INTERACCIÓN SOCIAL POSITIVA

Practicar ejercicio con regularidad significa que es probable que entremos en contacto con personas de ideas afines y creemos nuevos vínculos sociales a través de objetivos compartidos, estímulos y apoyo. Diversos estudios demuestran que estas interacciones son positivas, reconfortantes y gratificantes. Aunque sean interacciones fugaces, mejoran nuestro estado de ánimo, nos levantan el ánimo y nos dan un sentimiento de pertenencia. A su vez, reducen la probabilidad de desarrollar ansiedad, depresión u otros trastornos relacionados con el estrés. Así que, para un impulso mental positivo adicional, búscate un compañero de entrenamiento, únete a un grupo de corredores o simplemente sonríe y saluda a caras conocidas en el gimnasio: mentalmente recogerás los frutos y te sentirás más feliz por ello.

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